LOS JUEVES UN RELATO: HEROES
Era el más
estúpido de todos. El canchero, tratando de ganar chicas. Pinta y labia tenía pero todo lo que hacía era tan obvio, que
resultaba patético.
Su caballito de
batalla era la guitarra y alguna canción
con aire de soñador y cantante de moda. Su voz le ayudaba. También sus ojos
azules y esa mirada lánguida de galán de telenovela.
-"Si pudiera ser
tu héroe, si pudiera ser tu dios, que salvarte a tí mil veces, puede ser mi
salvación"- me cantaba con aires de Enrique Iglesias.
Me lo
cantó a mi, pero también a Luciana, a Carolina, a Mariana, y a
muchas que ni su nombre recuerdo, como creo que él tampoco.
Superada la
etapa liceal, todos marchamos a la capital, con vocaciones diferentes. La diáspora
pueblerina que con suerte te reúne treinta años después pero que cierra la
etapa adolescente, tan peliaguda y difícil, abría para mi el sueño de convertirme en
sicóloga.
A los veinte me
enamoré de un compañero y compartimos dos años de carrera, pero después de practicar
tanto análisis por turnos, llegamos a la conclusión lisa y llana, que no eramos
el uno para el otro, porque en realidad, "nadie pertenece a nadie", "debemos
tener claro por sobre todas las cosas que afirmar nuestro yo es más importante
que....." etcétera, etcétera. Las noches se iban con Freud, Lacan y Jung, y las
manos se quedaban torpes y los deseos maltrechos y la cama esperaba fría y
punto final.
Yo, cuidada
hasta la sobreprotección, comencé a afirmar mi yo, experimentando lo que otros
me proponían como liberación y demostración de mi adultez.
Autoafirmación,
autodeterminación, autómata al fin, marioneta de otras debilidades, comencé a
rozar el lado más oscuro de la noche.
Una de esas
noches, en que iba por el cuarto tequila, y la tercer compañía que descartaba
entre manoseos y besos anonimos, lo vi acercarse despacio y seguro. Él era lo
único firme en ese barco en que viajaba a la deriva atiborrada de alcohol y
algún porro. El ambiente estaba muy denso. Camilo tuvo que prepotear a
varios para salir del antro.Me abrigó con su campera, me sostuvo y me rescató
literalmente de un final de fiesta peligroso y mezquino.
Tres años habían
transcurrido. Nos veíamos con aires adultos pero manteníamos aun gestos
adolescentes que permitían hacer memoria y encontrarnos allá lejos en el
pueblo.
A la mañana
siguiente, Camilo seguía a mi lado. Me preparó un te, porque mi estomago no
resistía más que eso. Hablamos. Hablamos mucho. No era el mismo. Su lado
estúpido había madurado. Tenía claras sus metas y sus palabras eran tiernas,
firmes y propias, como la tierra que yo estaba necesitando.
Hoy compartimos
la vida, la casa, los gastos, una libreta de matrimonio y dos hijos. Las tareas
son también compartidas, como las alegrías y los buenos momentos. Nos queremos,
de forma bien terrenal y carnal pero hay un hilo espiritual que nos une y nos
ayuda a seguir creciendo. Me demostró sin pretenderlo que no es ningún
estúpido, y sin quererlo y por eso me vale, el heroe de mi vida, un hombre con
pies en la tierra y un corazón de angel que dice amarme tanto como yo a él.
Que linda historia amiga , enhorabuena si es real creo que mereció la pena esperar a ese hombre a ese héroe que te salvo de quizás una mala influencia , noche , alcohol es algo que es peligroso mezclar.
ResponderEliminarY mira como el tiempo los que nos parecen o son estúpidos quizás por la edad , por todo lo que rodea con el pesar del tiempo se vuelven sensatos y como tú dices con los pies en la tierra aún con su halo romántico y divertido.
Un fuerte abrazo y que siga por mucho ese HÉROE haciéndote feliz.
Un rescate por amor, historia noble y sencilla, Bella u tan bien narrada como es tu costumbre. 😘 beso grande!
ResponderEliminarPues si, un héroe es quien demuestra cada día su capacidad, no ese que vemos de pronto triunfante y luego no sabemos más.
ResponderEliminarUn buen relato, amiga.
Besos.
Con esperar un corto periodo de tiempo, al fin se obtiene lo deseado.
ResponderEliminarBesos.
Me gustó la historia tan heroica como romántica... A veces se necesita solo amor para ser un héroe personal 👌
ResponderEliminarSaludos 🙋
Me parece estupendo que hayas encontrado al héroe de tu vida, no todo el mundo tiene esa suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Tu historia me demuestra algo que siempre debería ser una tautología lógica: si hay amor entonces existen los héroes/heroínas.
ResponderEliminarQue te dure toda la vida ese héroe, y que tu seas siempre su heroína.
Un abrazo y gracias por participar.
Preciosa historia. La verdad es que me parecen más héroes y heroínas aquellos que luchan por el amor, antes que los que deciden estar de parte del odio.
ResponderEliminarTe deseo lo mismo que Ibso, heroína ;)
¡Un beso!
Un héroe personal, como lei por ahí, a tu medida, o mejor, a medida del amor de ambos es el que nos traes Vivian, creo que nadie mas que vos podría haberlo visto adentrarse seguro en el túnel de tu mirada en ese bote ondulante
ResponderEliminarMe ha gustado tu historia amiga! te dejo un fuerte abrazo
Al final el chico estupido creció y se convirtió en todo un caballero, heroe y compañero ideal. Te ha quedado una historia preciosa, besos.
ResponderEliminarUn bonito relato, donde se demuestra que el amor sin condiciones está por encima de todo lo demás.
ResponderEliminarUn abrazo
No siempre lo que percibimos a primera vista es lo que será en un final, uno se sorprende como vira el tiempo cambiando todas las apreciaciones. Una historia tierna y romántica con el final redondo.
ResponderEliminarBesos amiga Vivi.
Esta historia merece un desarrollo mayor, aunque con este pedazo nos hagamos una gran idea de que los héroes, muchas veces, están, aparecen y desaparecen...y a veces, nos damos cuenta...solo es cuestión de fijarse...
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Nos planteas con un relato tan bello y tierno que la heroicidad puede tener diferentes matices según la persona que lo quiera ver...Si a la protagonista de tu historia Camilo le parece un héroe sin duda lo es, pues la rescató de un mundo en el que estaba perdida.
ResponderEliminarUn beso
Tuviste suerte (tal vez la merecías). Un héroe nunca llama dos veces (no como el cartero). Pero ahí estaba tú, para recoger el fruto de tu madurez extraviada: madurado, a su tiempo, puntual y verdadero (¿Hay algo verdadero?). Bonito cuento con moraleja (o «uruguayeja») incluida.
ResponderEliminarBesos
Gracias queridos jueveros por tan lindos comentarios. Aunque tengo mi héroe particular, esta historia es ficción y me alegra si la disfrutaron leyendola, como yo al escribirla. Un fuerte abrazo a cada uno.
ResponderEliminar