LOS JUEVES UN RELATO: PARAISOS
Su vida es dura, muy dura, igual a la de tantos otros de ese
lado de la calle.
Poca esperanza tiene de que algo vaya a cambiar. El mundo
reducido a necesidades básicas, y los gustos y el pensamiento, emparejado en el
límite exacto donde comienza la uniformidad, al ras de la apatía.
No ve nada hacia adelante, aunque esto es mejor que todo lo que
ha tocado sufrir.
Despierta. Trabaja. Se alimenta. Cumple con sus responsabilidades
como ciudadana. Y envejecerá. Vaya si lo hará.
¿Sueños? Adivina apenas lo que son.
Sube a la azotea del gris edificio de la Administración. Busca
la distancia de otro horizonte. No muy
lejos, pero en un vecindario inalcanzable, ve ondear banderas multicolores; es la ropa colgada, puesta a secar, de variados colores, como si de cometas se tratara. Eso no lo cuenta,
la pueden acusar de no ser patriota, de tener inclinaciones burguesas. Se calla
el sueño de calzarse unos vaqueros de marca, como le ha visto a algunas
turistas, en la Aduana, cuando le lleva el almuerzo a su padre, todos los
mediodías. Ese es el momento que puede ver caras diferentes a las de siempre, y
adivinar un mundo diverso.
Esas chicas bonitas, un poco mayor que ella, pasan a su lado
perfumadas. Le recuerdan el olor de su abuela, tan coqueta, cuando ella,
pequeña, se acurrucaba en su pecho. El mundo entonces, era muy distinto.
Alguna vez se ha despertado creyendo que han derribado el muro,
que ya no hay más línea divisoria, que podrá visitar a su otra familia y sobre
todo…ceñir su cuerpo en esos pantalones de marca y presumir de sus formas
femeninas.¡Sí que presumiría!
Y si le dicen que traiciona sus ideas…¿Acaso no está bien, soñar
la libertad?
soñar no cuesta nada y si eso la transporta hacia algo mas feliz bienvenido sea... quizá hasta lo logre...
ResponderEliminarbuen relato, besos!!!
No veas como la comprendo, desde pequeñita que soñaba unos tejanos y mi madre era de la de las niñas con faldita. Mis primeros tejanos fueron unos Lois amarillos yo tenia solo once años y aun los recuerdo. Sera por ese amor a todo lo vaquero que me encanta tu entrada. Besos.
ResponderEliminarLa idea surgió de un comentario. En la época del muro de Berlín, para alguien del lado este, un vaquero de marca podía ser el sueño de un corazón "burgués"... en fin, para gustos, colores!!!
ResponderEliminarGracias por pasar y comentar, se que les estoy robando tiempo que pueden aprovechar en vuestros paraísos, jajaj
Hola Vivian, te dejo mi enlace https://neogeminis.blogspot.com.ar/2017/12/este-jueves-un-relato-paraisos.html
ResponderEliminarUn abrazo
Leyendo ahora tu texto, comprendo que la libertad y los sueños pueden adoptar distintas formas -y marcas- según sean nuestras carencias y necesidades. Muy ingenioso giro que le has dado al tema. un besito
ResponderEliminarSoñar la libertad, y poder conseguirla poco a poco, lo vale todo. Por supuesto cada uno tiene su propio concepto de liberación, con lo cual me pregunto: ¿todos son válidos?
ResponderEliminarUn besazo, Vivian, y de nuevo gracias por esta convocatoria juevera
Creo en la diversidad, en la variedad, en la libertad de elegir (y que no tenga que ver que sea a costa de nadie) y sobre todo, creo que vale creer en nuestros sueños, que a veces tienen un envoltorio engañoso, pero que rebuscando en su interior nos enfrenta a los valores que tienen que ver con la dignidad, la vida, el respeto al prójimo y a nosotros mismos. Besazos!!!!
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