TIEMPO DE VENDIMIA
La vida imita al arte y, como
en la Commedia, se divide en círculos, solo que concéntricos. Cada
uno comienza en un punto, sin saber ni cómo ni cuándo y desde allí vamos
dibujando paso a paso el ojo de la cuerda del ahorcado, que aprieta su hechura
a la medida de nuestro dolor.
Remolinos de otoño que tiñen el paisaje
año tras año. En su corazón inmolado sobre un colchón de hojas doradas, que no
pierde su intensidad a pesar del tiempo y la distancia, late apretado y mudo, un
viejo dolor que es también amor a oscuras y en silencio. ¿Será que solo así,
los amores permanecen suspendidos en la eternidad? ¿Por qué no ser feliz, entonces, al saber que lo hemos
conocido? ¿El suyo ha muerto, como muere todo, apenas sopla la primera brisa
otoñal?
─Bella
ragazza, ¿vienes esta noche a la
fiesta?
─Pues claro, patrón. ¿Cómo perderme los
festejos después de tantas horas de trabajo al sol?
El círculo comienza un día, sin intención
ni alevosía. Empieza porque la vida puede, y más cuando la sangre es joven y la
piel transpira ansias. Los
pies desenredan racimos y el jugo fluye aromático y pegajoso.
─¿Bailamos, hermosa?
Y
bailan, y se abrazan tímidamente y la noche y las manos avanzan y los ojos se
cierran para sentir más, para pensar menos.
─Me gustas, hermosa. Hazte mía…
Y ella se deja llevar, y llegan juntos al punto
justo, donde el vino marea, y el
bermellón se vuelve agridulce y huele a robles y jazmines. El primer círculo se cierra, en un vientre
redondo y pródigo: la segunda generación se gesta en tierras toscanas.
La hermosa niña, ahora es mujer que pare
un hombre, el que será único. El primer punto del siguiente círculo, que
caminará a paso seguro con los ojos azules de aquel italiano portentoso y
guapo, que organizaba cuadrillas en los
viñedos, cuando el sol comenzaba a inclinarse para pintar de ocres los árboles.
El primer círculo es pequeño, apenas se
nota. Los siguientes se suman, aumentando el espacio, multiplicando ondas.
En Sauce, la conocen todos, por hermosa y trabajadora. Llegó sin un céntimo, y
dejó huella laboriosa, día a días tras el mostrador del almacén de pueblo, que
podría haber sido la gloria de cualquier barrio de la capital. Prefirió el
mayor anonimato, aunque ¿quién no averigua de dónde se viene y adónde se va en campo o provincia?
El círculo se cierra, para abrir uno
nuevo. Se multiplica, casi llega a la orilla como si fuera un sol o una moneda.
Es el punto de comienzo del siguiente círculo.
─El nieto de doña Asunta acaba de nacer.
Dicen que es rubio como el trigo y tiene los ojos de su padre. “¿De dónde
vendrán esos ojos?”
Los círculos no siempre son viciosos, pero
siempre se cierran para volver a comenzar.
─Abuela, vos venís de allá… Decile al
viejo que quiero ver el mundo. Mirá, lo veo y vuelvo. Allá en octubre es tiempo de vendimia, y contratan
gente para la zafra.
─Me da miedo… Sos chico todavía, Diego. Tenés
mucho que aprender.
─Pero vos viniste al Uruguay más joven… Habrá
familia que pueda visitar.
─No creo que quede mucha gente que me
recuerde.
─Con Lucho queremos ir a tu tierra
toscana.
El primer círculo tiembla, como una
boca, pronuncia una O mayúscula. El círculo enmudece. Aún resuena el roce de la
piedra en el agua, que rompió la quietud del río.
─Vos me constaste de la vendimia. Del
brillo de las uvas reventando jugosas al sol al desprenderse de la planta. ¿Sabés
que ahora se hace durante la madrugada para que se mantenga fresca y
no tome temperatura? Puedo trabajar de noche, descansar un poco y conocer
lugares, gentes.
─Diego… ¿qué haré sensa te, bello ragazzo?
─Será poco tiempo, lo que dure el otoño.
Aquí florecerá el jardín, no habrá melancolía.
─Pues veré de hablar con tu padre, esta
noche cuando cierre el mercado.
─El viñedo que pide gente para la zafra
pertenece a Álvaro Tenuta.
¿No era ese el nombre de tu patrón allá en Italia?
El círculo se cierra, lo mismo que la
cuerda del ahorcado. La boca enmudece y el corazón tiembla. Todo se simplifica:
el mundo es un pañuelo. Un círculo que encierra otros y mañana puede tocar dos
orillas, como un puente al vacío.
El mundo es un pañuelo y los círculos de la vida nacen crecen y se multiplican tocándose, juntándose y tentando al destino como tienta el vino rojo a los rojos labios. Me encanto tanto la historia como tú manera de contarla. beso grande 😚
ResponderEliminarPrecioso relato y fantástica manera de contar,
ResponderEliminarUn relato muy bien contado donde se cierra en un circulo. ¡Suerte en el concurso! Un abrazo
ResponderEliminarHola Vivian, muy bonita historia. Me atrapó. El mundo es un pañuelo, ¿coincidencias? el destino arma el rompecabezas, la vida se encarga de jugar la partida. Me encantó. Te felicito. Besos.
ResponderEliminarUna hermosura de relato, cierre perfecto. Geniales las dos frases:
ResponderEliminar«El círculo se cierra, lo mismo que la cuerda del ahorcado. La boca enmudece y el corazón tiembla».
Gracias por este aporte
Gracias, Vivian, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarMe ha encantado, en especial la frase "aquí florecerá el jardín,no habrá melancolía".
ResponderEliminar¡Mucha suerte en el concurso, Vivian!
Un beso
Que belleza de historia, Vivian
ResponderEliminarMe lo he leído sin parar, es atrapante leer sobre esos círculos del continuo multiplicar. Un final sublime. Suerte en el concurso!
Abrazo
Muy buen texto, amiga Vivian. Me ha gustado cómo has conseguido darle un ritmo constante, con una cadencia perfecta en la sucesión de esos círculos en los que he creído ver, disfrazado, al mismísimo Tiempo. Enhorabuena.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
Hermosa historia con mensajes tan hermosos como este: "Todo se simplifica: el mundo es un pañuelo. Un círculo que encierra otros y mañana puede tocar dos orillas, como un puente al vacío".
ResponderEliminarMe ha encantado, Vivian. Suerte en el concurso.
Un abrazo
Un relato muy bien escrito, Cas Cass, con un tono poético impresionante y unas imágenes fantásticas. Suerte en el concurso y un abrazo.
ResponderEliminar"... un viejo dolor que es también amor a oscuras y en silencio...", "El círculo se cierra, lo mismo que la cuerda del ahogado..." Un relato muy poético.
ResponderEliminar¡Suerte en el Tintero!
El círculo se cierra... La vida no dejará de sorprendernos. Historias entrelazadas que creemos olvidadas pero que nunca terminan, solo siguen su camino para volver a unirse a la nuestra.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo.
Un relato con una cuidada prosa que roza la poesía. Bonita broma del destino eso de cerrar los círculos como se cierra la soga alrededor del cuello del ahorcado.
ResponderEliminarSuerte en el tintero.
Un abrazo.
Un relato absolutamente precioso, Vivian. Usas un lenguaje cuajado de imágenes que enamoran para contar una historia tan sencilla o tan complicada como la vida misma. Ha sido un gran disfrute leerte, ¡enhorabuena! :)
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el Tintero.
Un relato precioso, Vivian. Tienes toda la razón al dejar ver que no hay casualidades, que todo está conectado. Un abrazo.
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ResponderEliminarQué bonito dibujo Vivian, me gusta mucho, iluminado como el escenario de la vendimia, relato de hojas doradas, como el rubio de trigo del nieto de la Asunta.
Me ha gustado también el uso que has hecho de las conjugaciones, marcan el ritmo dotándolo de cierta poesía, las palabras en itialiano también coopera a la musicalidad.
Cícurlos, puentes, vacíos… como la vida.